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En familia

Hay que felicitarlos por lo que han hecho por la población

 

--Expresó el Comisario Europeo para el Desarrollo y la Ayuda Humanitaria tras recorrer Pinar del Río

 

--RONALD SUÁREZ RIVAS

 

 

PINAR DEL RÍO.—“Estoy muy impresionado por la capacidad de las autoridades cubanas para reaccionar ante fenómenos de este tipo. Hay que felicitarlos por todo lo que han hecho por la población”, aseguró el Comisario Europeo para el Desarrollo y la Ayuda Humanitaria, Louis Michel, tras recorrer el municipio de Los Palacios, un territorio severamente castigado por los huracanes Gustav y Ike.

“Las consecuencias fueron catastróficas. Nos podemos imaginar en qué medida las personas han sufrido esta situación; pero a la vez estoy admirado por la actuación rápida y eficiente de las autoridades para hacer que la vida vuelva a la normalidad”, agregó.

Acompañado por el Ministro cubano de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque, Michel, al frente de una comitiva de la Unión Europea, caminó por las calles de Los Palacios, conversó con sus pobladores, visitó viviendas afectadas para conocer cómo viven los damnificados mientras llegan las soluciones.

Fuera de todo protocolo, el recorrido incluyó dos farmacias en las que a pesar de los daños, no se ha dejado de entregar medicamentos.

“Hay mucho trabajo que hacer todavía, pero es admirable la capacidad que tiene este país de proteger a su gente”, comentó a Granma Joseph Borrell, presidente de la Comisión de Desarrollo del Parlamento Europeo.

“Países mucho más ricos como Estados Unidos son incapaces de hacer algo parecido a lo que hacen ustedes. Las personas quedan desprotegidas y se mueren en sus casas porque nadie les avisa.

“Acá hay una acción colectiva y un sentimiento comunitario que se reconoce en el mundo entero”.

Los visitantes elogiaron el esfuerzo de los pinareños para transformar el paisaje de destrucción que dejaron los huracanes, y reiteraron la voluntad de la Unión Europea de colaborar con la recuperación de la Isla.

 

La vida no sigue igual, pero sigue.

 

Por Ronal Suárez Ramos

 

 No se puede decir que la vida sigue igual, pues hay alrededor de 100 000 familias que perdieron sus viviendas o parte de ellas. Los cultivos fueron arrasados desde el Sur hasta el Norte de la provincia, en un tramo de  más de 100 kilómetros de Este a Oeste…

 Pero a cinco días del desastre ocasionado por Gustav, la gente se ha ido acomodando a la circunstancia. Nadie se quedó sin comer o sin un espacio techado para dormir.

Las autoridades del país y de la provincia  puestas en función de atenuar las consecuencias, y la solidaridad entre vecinos, han logrado lo que no pudo hacer en Nueva Orleáns todo el poderío económico de los Estados Unidos, cundo el Katrina asoló esa región.

 La primera victoria se obtuvo al reducir a cero las pérdidas humanas, frente a un huracán categoría cuatro que demolió pueblos enteros.

 Sin embargo, no hubo caos, las personas aún anonadadas por la magnitud del fenómeno, mostraron en todo momento confianza en que superarán  la situación.

  Muchos se incorporaron al trabajo aún con sus hogares dañados. La rapidez con que comenzó a llegar la ayuda en materiales de construcción para reparar los techos, la presencia de varios representantes del gobierno central  y de la máxima dirección política de la provincia en los barrios afectados, levantó los ánimos

  Hasta un espectáculo artístico con figuras de primer nivel ha recorrido los lugares devastados y ayudado a relajar con buen arte la tensión de estos días.

 Hoy la capital de Pinar del Río respira normalidad, aún cuando todavía no ha terminado la evacuación de escombros y árboles destrozados, que los propios ciudadanos, organizados en los Comités de Defensa de la Revolución, se encargaron de apilar para despejar las calles, a pocas horas del paso del meteoro.

 Ha sido un duro golpe, sin duda. Las pérdidas son multimillonarias y obligarán a invertir cuantiosos recursos que pudieron dedicarse a la creación de nuevos bienes.

 Pero prevalece un espíritu de optimismo. Así he podido apreciarlo en poblados como Paso Real de San Diego, donde se registraron vientos de 345 kilómetros por hora. O en Las Pozas, que de 1 050 viviendas solo le quedaron 22 intactas.

 Ya se anuncia el inicio del curso escolar el próximo lunes. La electricidad llega a más del 60 por ciento de los hogares y cerca de 1 000 linieros trabajan de sol a sol por reponer los tendidos destrozados.

La ayuda solidaria llega desde todas las provincias y levanta los ánimos. También un refuerzo de la alimentación asegura que no habrá hambruna. La vida no sigue igual, pero sigue.

“No hay nada más importante que mi tierra”

“No hay nada más importante que mi tierra”

 

 

--Asegura Julio Alfredo Martínez Wong, lanzador del equipo que asistió al XXIII Campeonato Mundial Juvenil de Béisbol.

 

--RONALD SUÁREZ RIVAS

 

 

Cuando supo que viajaría con la Selección Nacional, en agosto de 2007, Marta, la abuela paterna, le escribió una carta que desde entonces lleva consigo a todas partes:

“Te pido que defiendas tu equipo con el corazón, porque el honor de un hombre y la lealtad por su Patria valen más que todo el oro del mundo”.

Quizás, Julio Alfredo Martínez Wong pensó en ello cuando a la altura del octavo ining, con hombres en primera y segunda, y una sola carrera de diferencia, exigió permanecer en el box para asegurar la victoria.

Poco antes, la deserción de dos jugadores había impactado en el joven elenco cubano. “Nos reunimos, le dimos ánimo al director Esteban Lombillo, quien estaba un poco afectado porque los dos traidores eran de su provincia. Dijimos que podíamos ganar sin ellos, y así fue”, recuerda Julio Alfredo.

Su desempeño en aquel partido crucial se conoció en la Isla a través de una de las Reflexiones de Fidel. “Esas palabras me llegaron al corazón, me sentí con más valor para luchar.

“El Comandante estuvo al tanto de todo. Se comunicaba por teléfono con un compañero del Níquel. Por él nos enteramos de lo que había escrito y buscamos Granma en Internet para leerlo”.

El torneo de Edmonton, comenta, se desarrolló en un clima hostil, con el asedio de muchos scouts en el estadio. “Tras la denuncia de Fidel hubo un cambio, mejoraron las condiciones en que nos tenían y la manera de tratarnos”.

Julio Alfredo volvió a lanzar una vez más, frente a México, en el juego que le abrió las puertas a Cuba para la discusión de las medallas. “Me encontraba en buena forma, había entrenado fuerte porque sabía que sería un torneo de mucha calidad”.

La curva y una recta que se acerca a las 90 millas, son las armas principales de este joven que comenzó a practicar béisbol en un terreno próximo a su casa, en las estribaciones de la Sierra de los Órganos, y recientemente terminó el onceno grado en la ESPA provincial.

“Esos son mis lanzamientos más efectivos, pero además tiro slider y sinkerball”, aclara.

En la pasada Serie Nacional fue el atleta de menor edad. “Para mí resultó una gran experiencia. Es un orgullo competir por Pinar del Río, junto a deportistas de mucho talento”.

La medalla de bronce alcanzada en el Mundial, es el resultado más importante de su carrera hasta el momento, pero no el que más aprecia. “Mi mayor orgullo es que el Comandante haya conocido lo que hicimos y que haya hablado de mí”.

En dos oportunidades ha integrado el Equipo Nacional en la categoría juvenil.

El jugador que más admira es el lanzador Pedro Luís Lazo.

Su sueño es representar a Cuba con la selección de mayores.

La última carretera

La última carretera

 

--RONALD SUÁREZ RIVAS

 

La voluntad es la única certeza en medio de la soledad de Guanahacabibes. No nacieron aquí ni vinieron --como muchos lo hacen todavía-- tras la pista de fabulosos tesoros escondidos en las entrañas del monte.

Como el más arraigado de los habitantes de la península, han aprendido a lidiar con la plaga y la abrupta geografía, que provoca frecuentes pausas en el trabajo para remendar la maquinaria maltrecha por el diente de perro y el salitre.

En esas condiciones construyen la última carretera de Cuba.

A más tardar, a inicios de 2009, esperan que esté lista la vía hasta el Faro Roncali, en el Cabo de San Antonio, donde termina el archipiélago cubano y las aguas de la costa Norte se mezclan con las de la costa Sur.

Para el programa de desarrollo de la península, la obra significa un paso imprescindible: para sus pobladores, representa además el comienzo de un nuevo capítulo.

Guapeando contra las adversidades

Hace 15 años que los hombres de la brigada de obras varias número dos del MICONS comparten los rigores del trabajo y también los escasos ratos de ocio. La fuerza de la costumbre los ha hecho considerarse una familia.

Adaptados a trabajar en condiciones adversas, tienen en su haber la construcción del pedraplén a Cayo Jutías, las presas de San Juan y El Moncada. La experiencia en Guanahacabibes, no obstante, rebasa cualquier empeño anterior.

“La naturaleza nos ha llevado recio. A lo complicado del terreno se suman la incomunicación, el calor, la plaga”, explica Sergio Barrios, el jefe de obra. A sus espaldas, pesados equipos completan el asfaltado de los kilómetros 39 y 40, a la altura del segundo farallón.

El resto del trayecto hasta el faro y otros siete kilómetros hasta la marina de Los Morros, en la costa Norte --donde terminará la vía de 64 kilómetros--, está prácticamente listo para la pavimentación.

“Se dice rápido, pero solamente la transportación de los materiales implica un esfuerzo enorme. Cada kilómetro lleva 600 metros cúbicos de áridos que hemos estado cargando de las canteras de Consolación del Sur, de Santa Lucía, de San Cristóbal, a 200 kilómetros de aquí, y más de 30 000 litros de asfalto que se traen de La Habana o hasta de Villa Clara”, agrega.

Como si fuera poco, el azote de huracanes ha obligado a retroceder varias veces. El Iván (2004), por ejemplo, destruyó cinco kilómetros de carretera que hubo que reconstruir en condiciones más difíciles, porque el mar socavó el terreno y dejó zanjas profundas. “Fue un golpe duro, pero no perdimos el ánimo –rememora Francisco Pérez, operador de maquinaria-. Comenzamos de nuevo y aquí estamos, guapeando contra las adversidades”.

El mar era el camino

A Joseíto Castro, un carbonero octogenario, aún le parece increíble. “En mi juventud, llegar a Manuel Lazo --el poblado más próximo-- tomaba cuatro días, lo mismo por el Norte que por el Sur. Había que bordear toda la costa. La orilla del mar era el camino.

“Si alguien se enfermaba, o se ponía bien o se moría”, recuerda. Él mismo, una vez equivocó el golpe del hacha y se cortó dos dedos mientras preparaba un horno de carbón,. “Traté de contener la sangre y salí para Manuel Lazo. Cuando logré llegar al médico, varios días después, ya no hacía falta curarme”.

Establecer vías de comunicación a los distintos caseríos de la península resultaba tan complicado y costoso, que al triunfo de la Revolución se optó por concentrar a sus habitantes en asentamientos donde se les pudiera garantizar educación y atención médica, entre otros servicios.

El primer acceso por tierra hasta el Cabo de San Antonio, un camino pedregoso y estrecho, demoró hasta 1975. El Comandante del Ejército Rebelde, Julio Camacho Aguilera, su principal impulsor, cuenta que ello favoreció las exploraciones científicas, y constituyó un elemento importante en materia de defensa nacional.

“Los enemigos de la Revolución ya habían tratado de infiltrar armas por esta zona y podían intentar la ocupación de una cabeza de playa, para pedir la intervención de Estados Unidos, como en Girón”.

Aun así, atravesar Guanahacabibes continuaba siendo difícil. Había que hacerlo en jeep. En algunos tramos se tardaba una hora para avanzar 10 kilómetros, recuerda Camacho.

A finales de los años 90, nuevos aires de transformación plantearon la necesidad de establecer una ruta más rápida y segura.

La última carretera

La carretera es solo el comienzo, un primer paso. Según el proyecto de la Oficina para el Desarrollo Integral de la Península, con ella se facilitará la construcción de unas 1 800 habitaciones en cinco playas, y el abastecimiento a la marina de Los Morros --ya concluida--, con perspectivas de convertirse en un concurrido puerto de aprovisionamiento, si se tiene en cuenta que a la vista de la costa transitan anualmente más de 12 000 embarcaciones.

Pero este auge marcará también el fin de una época en Guanahacabibes. Aunque se asegura que la agresión al medio ambiente será mínima, está por ver si las leyendas que la envuelven hace siglos, soportan el empuje de la modernidad.

Desde un claro del monte, en las proximidades del cabo, donde a ratos vuelve a ejercer su oficio de carbonero, Joseíto Castro lo presiente.

Probablemente, él sea el último sobreviviente de una estirpe que mantuvo vivas hasta ahora las fabulaciones de un pasado de piratas, oro y crímenes. Sin embargo, el peligro de que terminen existiendo solamente en los libros, no parece inmutarle; quizás por el convencimiento tardío de que muchas fueron alimentadas por las más brutales condiciones de aislamiento y miseria, o por la certeza de que la mayor riqueza de la península radica en su vegetación, su fauna y su mar profundo e intenso.

La Coloma en el ojo del meteoro 2008

 

-Por Ronal Suárez Ramos

 

La sirena del combinado pesquero industrial se escuchó en todo el poblado. Como el viento estaba en calma, los trabajadores se protegieron de una supuesta fuga de amoniaco, en el refugio previsto para estos casos.

 Posteriormente, parte de la flota langostera se puso en marcha hacia el cercano Estero de Colón, donde las tupidas cortinas de mangle constituyen un valladar contra las grandes olas que provocan los fenómenos atmosféricos

  En la comunidad, de unos 7 000 habitantes,  los vecinos del edificio 16   ocupaban disciplinadamente el ómnibus  previsto para la evacuación. Llevaban  consigo algunos útiles del hogar y personales imprescindibles para la estancia en el lugar donde se albergarían, conocido de antemano.

  Aunque los colomeros han tenido que dejar sus viviendas en no pocas oportunidades ante una situación de amenaza real, toman con seriedad y disciplina el entrenamiento, realizado en el marco del Ejercicio Meteoro 2008.

 “Las propias experiencias vividas demuestran que siempre quedan fallas por superar”, dice  Jesús Rondón, jefe de la Zona de Defensa. Y recuerda que  las primeras evacuaciones eran difíciles, pues la gente no tenía noción del peligro.

 “Después tomaron conciencia de ello al ver como el mar penetraba en los barrios, y seguramente hubiera cobrado víctimas de no haberse actuado preventivamente”, agrega. Antes hubo que buscar solución para la protección de los animales y los efectos electrodomésticos de las familias, problemas ya resueltos.

  Es algo que sirve a todos los pinareños. Durante los primeros ocho años de este siglo, 14 ciclones de distintas categorías han afectado de alguna manera el occidente cubano y obligado a movilizarse para enfrentarlos y reducir sus consecuencias.

 Por ello, si bien el Ejercicio Meteoro 2008 sirvió para ejercitar las actividades de reducción del riesgo ante eventuales catástrofes de todo tipo, se puso énfasis en los eventos hidrometeorológicos y posibles desastres sanitarios y tecnológicos a ellos asociados.

 Cómo en La Coloma, en otras zonas de la provincia se actualizaron las medidas preventivas, fieles al pensamiento martiano que presidió aquí el Ejercicio: “Los peligros no han de verse cuando se tienen encima, sino cuando se les puede evitar”.

 

Pies de fotos:

-El plan de evacuación de La Coloma se ajusta al peligro potencial: Si se trata de un huracán de gran intensidad, se mueven sus 7 000 habitantes, de lo contrario solo las zonas bajas.

- El resguardo de las embarcaciones en el Estero de Colón, ejecutado muchas veces en situaciones de amenaza real, ha garantizado la seguridad de esos valiosos recursos.

La Ley que desató la ira del imperio

 

Por Ronal Suárez Ramos

 

El proceso revolucionario cubano, que tuvo su momento culminante el primero de enero de 1959 mediante el derrocamiento de la tiranía batistiana, no había declarado aún su carácter socialista el 17 de mayo de 1959.

  Pero bastó con que ese día se firmara la Ley de Reforma Agraria que hacía propietarias de la las tierras  a decenas de miles de familias del campo, para que el Gobierno de los Estados Unidos le declarara la guerra a la naciente Revolución, y le pusiera el cartelito de ¡comunista!

 Claro que intereses del poderoso vecino se veían afectados por aquel acto de soberanía y definitorio de una línea política independiente: téngase en cuenta que en casi 50 años de república mediatizada, los monopolios yanquis habían tenido todas las ventajas para repartirse los mejores suelos del archipiélago cubano.

 Los mayores latifundios cañeros, o asociados a la producción de tabaco como la Cuban Land Company, eran propiedades de norteamericanos, no pocas veces obtenidas mediante sucios manejos y crueles despojos a nuestros campesinos.

 Poco tuvo en cuenta el imperio, acostumbrado a darle el visto bueno a las principales decisiones que se tomaban en la mayor de las antillas, los beneficios que traería la Ley para la inmensa mayoría de los hombres y mujeres que poblaban la campiña cubana.

  Porque si bien la mayor connotación la tuvo entonces el hecho de que arrendatarios y aparceros vieron realizados sus sueños de obtener la propiedad del pedazo de tierra en que laboraban, la Reforma Agraria fue mucho más.

 En un país donde terminada la zafra azucarera o la cosecha  de tabaco se iniciaba el llamado” tiempo muerto”, con cientos de miles de personas desempleadas, poseer trabajo todo el año era un verdadero sueño.

 Eso se logró mediante la creación de granjas estatales y cooperativas en tierras que por lo general permanecían ociosas.

Pero quienes gobiernan el país más poderoso del mundo, no podían permitir tales libertades en la que hasta poco antes fuera su fiel servidora.

 De inmediato se incrementaron las conspiraciones, decenas de bandas de alzado comenzaron a realizar todo tipo de tropelías, la CIA organizó innumerables actos de sabotaje, y no conformes con todo ello, prepararon en suelo norteamericano la invasión mercenaria que desembarcaría por Bahía de Cochinos en 1962.

  Ni esas, ni otras muchas acciones criminales fomentadas contra Cuba en casi medio siglo, fueron capaces de dar marcha atrás a aquella decisión histórica., con la que se cumplía un capítulo del programa esbozado por Fidel Castro en su alegato de autodefensa, durante el juicio que se le seguía por el asalto al cuartel Moncada.

   Hoy los hijos de aquellos hombres y mujeres beneficiados por la Reforma Agraria, llevan el peso de las principales producciones y tienen como primera responsabilidad  lograr la seguridad alimentaria, considerada por la dirección del país como un problema de seguridad nacional.

  Este 17 de mayo, junto a las tradicionales fiestas por la efeméride, ese propósito seguramente constituirá una nueva bandera.

El día que los cubanos  decidieron por el socialismo

-Por Ronal  Suárez Ramos

 

El ambiente estaba caldeado: el peligro de una agresión en gran escala era inminente. En aquella céntrica esquina habanera, una multitud se apretujaba para escuchar al Líder de la Revolución. El 16 de abril de 1961 estaba a punto de entrar en la historia.

 La víspera, aviones mercenarios habían bombardeado dos aeropuertos militares de La Habana y Santiago de Cuba. Jóvenes artilleros tuvieron entonces su bautismo de fuego, y varios ofrendaron sus vidas.

 El sepelio de los caídos en la capital constituyó una gran manifestación de reafirmación revolucionaria. El Comandante en Jefe Fidel Castro, claramente vislumbró que se trataba del preludio de una invasión, y llamó a estar preparados para enfrentarla.

  Fue entonces, en tan dramática situación, que proclamó el carácter Socialista de la Revolución, aprobado por la muchedumbre, que en su mayoría vestía el uniforme de las Milicias Nacionales Revolucionarias.

  Así, apoyado por decenas de hombres y mujeres del pueblo que enarbolaban sus fusiles, brotó el compromiso de construir una sociedad sin explotados ni explotadores.

  Muy pocos conocían a ciencia cierta el concepto de socialismo, pero algo más de dos años de Revolución, habían creado una confianza absoluta de las masas en su dirigencia, y particularmente en Fidel.

  En ese tiempo las familias del campo lograron su sueño de ser propietarias de la tierra en que trabajaban; a pesar de las dificultades económicas, en gran medida impulsadas por la hostilidad del gobierno de los Estados Unidos, surgieron nuevas fuentes de empleo y la vida comenzó a mejorar para los desposeídos.

  Los cubanos supieron, por primera vez en su historia como nación, lo que era sentirse iguales, tratarse de tu a tu, como decimos por acá, sin tener que inclinar la frente ante los magnates y explotadores de todo tipo.

 Se acabó para siempre la represión policial, el plan de machete, el asesinato impune que caracterizó a los años de tiranía batistiana. Nuevas esperanzas surgieron para muchos con los planes de estudio que ya se implementaban, comenzando por una masiva campaña de alfabetización.

 Todo ello pudo más que las furibundas campañas anticomunistas orquestadas por la reacción interna y externa. “Dicen los americanos que Fidel es comunista, que me apunten en la lista, que estoy de acuerdo con él”, pregonaba un estribillo muy coreado entonces en las manifestaciones revolucionarias.

 Y no se trataba de palabras. Los que horas después marcharon a Playa Girón y derrotaron a la poderosa invasión organizada y respaldada por la mayor potencia económica y militar de nuestros tiempos, o los que a lo largo y ancho de  todo el país ocuparon las trincheras de combate, lo hicieron conscientes de que defendían el socialismo.

 En aquella situación difícil y extremadamente peligrosa, se sentaron las bases para que 15 años después, en referendo popular, el pueblo aprobara por abrumadora mayoría la primera Constitución Socialista de un país de este hemisferio.

El mensaje de Fidel  

Por Ronal Suárez Ramos

El mensaje de Fidel  en que afirma su decisión de no aspirar ni aceptar los cargos de presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, sorprendió a muchos en Cuba, a pesar de que durante largo tiempo nos estuvo preparando para este momento. 

Quien haya seguido su profundo pensamiento desde los primeros años de la Revolución, tendría que estar consciente de que este hombre excepcional nunca se aferraría al poder cuando entendiera que otros podrían continuar la obra en mejores condiciones. 

Su rechazo al culto a la personalidad fue siempre evidente, aún cuando en su caso ese culto estaba muy bien ganado, por la consagración de toda una vida a luchar por el bien del pueblo.

 ¿O es que no debíamos sentirlo como un ídolo, quienes le vimos siempre al frente de cada batalla, ya fuera contra los invasores de Playa Girón, o contra las adversidades naturales?. 

Los pinareños tenemos muchos ejemplos cercanos: grandes inundaciones, huracanes devastadores, fueron causas de justificada incertidumbre en varias ocasiones: pero bastaba conocer la presencia de Fidel en los lugares de desastre, para que reinara la tranquilidad. 

Esa es la razón porque seguiremos viéndolo como nuestro guía indiscutible, sea cual fuere la tarea a que se dedique en lo adelante, porque convencidos estamos de que no permanecerá ocioso. 

Una vez más los enemigos de la Revolución se llevan un palmo de narices. Fidel no necesita ocupar cargo alguno para seguir dirigiéndonos, si bien todos quisiéramos tenerlo directamente al timón de la nave. 

No habrá en Cuba transición, que no sea la iniciada hace 50 años, cuando decidimos por voluntad propia romper con el capitalismo explotador. Allá quienes no quieran ver que ese sistema está agotado y solo puede conducir a la extinción de la especie.