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POSTES PARA LA LUZ

POSTES PARA LA LUZ

-Ronal Suárez Ramos

 

La antigua planta de creosotal madera, una de las primeras industrias fomentadas por la Revolución en la provincia de Pinar del Río (1961), ha cambiado su imagen.

 Situada a unos tres kilómetros de la cabecera municipal de Guane, sobresalen hoy los nuevos edificios socioadministrativos que acompañan a una millonaria inversión destinada a aportar anualmente unos 30 000 postes para las redes eléctrica y telefónica.

 El moderno autoclave, ya en funcionamiento, permite impregnar con una sustancia hidrosoluble a base de cromo, cobre y boro, esas piezas de madera, cuya vida útil se alarga hasta 30 años, según los especialistas.

 Antes, tal función la realizaba un equipo similar, pero de tecnología muy atrasada, y como materia prima del proceso se utilizó primero el creosoto, y después el alquitrán..

  “Solo en aflojar los 62 tornillos de la compuerta, se tardaban 50 minutos, e igual tiempo en apretarlos, ahora  esa operación se realiza en 10 segundos, de forma automática”, compara francisco Díaz Roque, administrador del centro.

  Las sustancias utilizadas anteriormente eran muy agresivas al medio ambiente y motivaban el rechazo de los trabajadores eléctricos y telefónicos, pues manchaban sus ropas y manos, recuerda el funcionario.

  Con las sales hidrosolubles no solo se duplica la durabilidad de la madera, sino también se mejora su presencia. En ello incide no solo el autoclave, sino también una máquina torneadora, altamente mecanizada, capaz de descascarar y pulir todos los troncos de pino que se convertirán en postes.

 La inversión, a un costo de 2,5 millones en divisa convertible y 2,2 millones de pesos (moneda nacional), debe ser recuperada en breve tiempo, si se tiene en cuenta que los postes, de entre 10 y  21 metros de largo, cuestan en el mercado externo desde 150 hasta 1 100 dólares, según sus dimensiones.

 Esta moderna industria, es un viejo anhelo de la dirección  de la Empresa Macurijes, la cual cuenta en sus bosques con materia prima asegurada para 20 años y una política de reforestación que asegura la continuidad, expresa Ángel Ramos, director de la entidad cuyas áreas boscosas ascienden a 88 000 hectáreas.

 Un ramal de vía férrea que enlaza a la planta con el ferrocarril central, permitirá que el producto terminado pueda transportarse a cualquier provincia del país, a un menor costo.

 Aunque todavía no se ha inaugurado oficialmente, la unidad se encuentra en fase de puesta en marcha, con más de 2 000 postes procesados y el plan de llegar a 10 000 en lo que queda de año.

 

Pilones contra huracanes

-Ronal Suárez Ramos

 

Cada vez que se decreta la fase de alerta ciclónica, una preocupación invade a las autoridades de Pinar del Río. ¿Cómo resguardar los grandes volúmenes de tabaco dispersos en cientos de depósitos?.

  A finales de agosto del pasado año, por ejemplo, existían

 463 000 quintales de la aromática hoja, almacenados en edificaciones rústicas y de alto puntal, muy vulnerables a los fuertes vientos. Tras el paso de Gustav y Ike, el panorama era desolador.

 Por ello, en la actual campaña de acopio y beneficio se aplican medidas tendentes a minimizar los riesgos, siguiendo directivas del Grupo Empresarial TABACUBA, surgidas del más reciente ejercicio Meteoro, (evento que  se realiza cada año antes del inicio de la temporada ciclónica).

 “Lo primero es lograr que  el tabaco destinado a despalillos de todo el país sea trasladado  hacia allá, donde existen mejores condiciones de almacenamiento”. Expresa Enrique Cruz Villate, director del grupo que atiende la actividad tabacalera en la provincia.

 “De esa manera, llegaremos a los meses de julio a septiembre

-los más peligrosos- con el menor inventario posible de materia prima. Ello a su vez brinda la posibilidad de protegerlo mejor.”

 Según Enrique, se están abriendo capacidades en los grandes almacenes de cubiertas sólidas, para guardar  todo lo que más se pueda de la última cosecha, ahora en fase de acopio. Esas instalaciones estaban reservadas para los tercios con tabaco beneficiado.

 En las escogidas y depósitos con cubiertas ligeras, se confeccionan los pilones al tamaño que cubren las mantas de polietileno utilizadas para su resguardo, de forma que no sea necesario realizar empates por donde pueda infiltrarse el agua en caso de colapsar el techo.

  “Se trata- agrega el funcionario- de acopiar la mayor parte del tabaco empacado con yaguas ( fruto de la palma real), pues estas tiene cualidades impermeabilizantes, pero además se facilita su manipulación en caso de tener que evacuar grandes cantidades del producto”.

 Los pilones se instalan ahora a una mayor altura del suelo, en previsión de que si el techo es averiado, el agua proporcionada por la lluvia y estancada dentro de la edificación no pueda llegar hasta las hojas.

 Igualmente se han creado en todos los municipios brigadas de contingencia integradas por personal especializado en la rama, que se moverán con inmediatez hacia los territorios que resulten más afectados.

 Con ello, ante una situación como la que enfrentó el municipio de Consolación del Sur el pasado año, cuando decenas de miles de quintales de tabaco quedaron atrapados bajo los escombros de los almacenes, la evacuación del producto sería mucho más rápida, con la consiguiente reducción de pérdidas.

 Para expresarlo en pocas palabras, se piensa en el huracán desde ahora, y en función de enfrentarlo en mejores condiciones está dirigida la acción de los tabacaleros.

A 50 años de la  Ley de Reforma Agraria

 

-Ronal Suárez Ramos

 

La promulgación de una Ley de Reforma Agraria profundamente radical, el 17 de mayo de 1959, constituyó sin duda un acto de valentía política de la dirección de la Revolución, a menos de cinco meses de haber tomado el poder.

 Cumplía así una idea esbozada por Fidel Castro en su alegato de autodefensa, durante el amañado juicio que se le siguió por haber atacado el cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, con el fin de promover el derrocamiento de la dictadura batistiana.

 En aquella ocasión, el joven abogado devenido líder revolucionario habló de las familias del campo que vivían como parias, cultivando una tierra que no podían mejorar, porque ignoraban en qué momento llegaría la guardia rural a desalojarlas.

 No solo ellos serían los beneficiados. La Reforma Agraria cubana cumplió el principio de “la tierra para el que la trabaja”, al convertir en propietarios a colonos y subcolonos, arrendatarios y subarrendatarios, aparceros y precaristas.

 De hecho eliminó a un sistema semifeudal, mediante el cual los campesinos pobres debían derramar ríos de sudor sumidos en la más espantosa miseria, para pagar en dinero o en especie a los ricos terratenientes.

  Pero aunque era Cuba un país agrario, en su estructura productiva no predominaban los campesinos, sino los obreros agrícolas asalariados, empleados muchas veces de forma cíclica en grandes plantaciones de caña, arroz, tabaco, y otros cultivos, propiedades de compañías norteamericanas y poderosos hacendados criollos.

  Esos trabajadores vieron desaparecer el llamado “tiempo muerto”, que se extendía por los campos entre una y otra cosecha, al convertirse los latifundios en empresas estatales, con producciones diversificadas y acceso a la ciencia y la técnica., y todo el amparo de la seguridad social.

   Para los campesinos convertidos en propietarios, fue la posibilidad de liberarse de otras formas de explotación, como los bajos precios de sus productos, comercializados generalmente por intermediarios; y lo altos intereses de los créditos que recibían.

  Fue, sobre todo, la oportunidad de vivir con dignidad; de tratar como iguales a los hasta entonces todopoderosos caciques rurales, dueños del destino de todos los que se asentaban en sus tierras. 

  Después vendrían otras ventajas, como el acceso al servicio eléctrico, al agua potable, a los consultorios médicos y todo el sistema de salud, a escuelas decorosas para los niños.

 De ahí la connotación de una Ley que habría de cambiar radicalmente la vida en el campo, y cuya promulgación le granjeó a la Revolución el odio de sucesivas administraciones estadounidenses.

 

  Meses después comenzaba a fraguarse la invasión armada que finalmente se llevaría a cabo en abril de 1961 por Bahía de Cochinos, provincia de Matanzas, derrotada en menos de 72 horas por las fuerzas armadas y las milicias cubanas.

 Buena parte de los que marcharon a combatir a los invasores, u ocuparon trincheras en otros puntos del territorio nacional por donde  podía esperarse  un desembarco, eran campesinos y obreros agrícolas.

Torres nuevas para la seguridad eléctrica

 

-Ronal Suárez Ramos

 

Las armazones metálicas que resurgen a lo largo de 80 kilómetros de la Autopista Nacional, no pueden pasar inadvertidas al viajero, pero seguramente tampoco le darán por sí solas la trascendencia de la obra que allí se realiza.

 Para los pinareños, en cambio, la percepción es diferente, pues conocen que se trata del restablecimiento de la línea de 220

Kilovoltios (kv), principal enlace del Sistema Electroenergético Nacional con la región más occidental de Cuba.

  Un total de 143 torres que servían de sostén a los tendidos eléctricos, fueron demolidas hace siete meses por el huracán Gustav, con vientos que llegaron a sobrepasar los 300 kilómetros por hora..

   Desde entonces, la provincia se abastece de la imprescindible energía mediante dos lineas de 110 kv, mucho menos seguras, lo que obliga a depender en buena medida de  emplazamientos de grupos electrógenos preventivamente instalados cuatro años atrás.

Hacia un sistema confiable

  Ahora se trata de volver a contar con un sistema confiable, lo que debe alcanzarse para finales de junio próximo, según los especialistas.

 Con tal objetivo trabajan brigadas de cuatro provincias que acometen el ensamblaje e izaje de las torres, compuestas por piezas de acero hasta totalizar 43 metros de altura. Más de la mitad de ellas ya han sido instaladas.

 Según Luis Martínez, representante de la Empresa de Construcciones Eléctricas, las gigantescas estructuras son fruto de un proyecto cubano-venezolano en el que se ha tenido en cuenta la probabilidad de volver a enfrentar fenómenos meteorológicos como los que atravesaron a la provincia el pasado año.

  En consecuencia, las piezas metálicas tienen mayor consistencia, y también se rebajaron tres metros de altura en relación con sus antecesoras.

 Solidaridad uruguaya

 Como una novedad de esta obra, se considera la presencia desde el 27 de febrero y hasta principios de  abril, de una brigada integrada por 19 trabajadores de la Administración Nacional de Usinas y Transmisiones Eléctricas de Uruguay.

 El Ingeniero Mariano Bufao Fábregas, al frente del grupo, dijo sentirse satisfecho con la labor realizada, del intercambio con los eléctricos cubanos, y sobre todo de los contactos con la población de wlos municipios más duramente golpeados por los   huracanes.

 “Hemos sentido un profundo calor humano, de personas hospitalarias, sencillas y agradecidas, que no han perdido esas cualidades a pesar de las adversidades naturales”, dijo poco antes de concluir su misión.

 Ellos también quedarán en el recuerdo de los pinareños, como parte del esfuerzo para devolverles la seguridad eléctrica.

   

 

 

Dos noticias marcan la diferencia

 

-Ronal Suárez Ramos

 

Hace una semana me sorprendió el reporte de una televisora extranjera, que mostraba a un grupo de hombres y mujeres acampados a la intemperie en la capital de su país, para llamar la atención sobre el problema que les aqueja.

  Se trataba de trabajadores de la caña de azúcar que padecen de insuficiencia renal, y acusaban a las compañías para las cuales laboran, de haber utilizado productos químicos que les causaron tan penosa enfermedad.

   Reclamaban acceso al tratamiento médico, hasta ese momento denegado, y hablaban de cientos de muertos causados por el abandono en que estaban sumidos y de los oídos sordos de quienes aumentaron cuentas bancarias a costa de su sudor.

 No pude menos que recordar lo que en Cuba se hace para  mantener la esperanza de quienes se encuentran en situaciones de salud parecidas.

  En medio de las enormes dificultades económicas que enfrentó el país desde principios de la década de 1990, fueron adquiridos cientos de riñones artificiales para ampliar los servicios de hemodiálisis.

 En Pinar del Río, por ejemplo, además de ampliarse las capacidades del hospital  Abel Santamaría, fueron habilitadas salas con tal fin en los municipios de Sandino -en el extremo occidental- y San Cristóbal, en la parte Este de la provincia.

  Aledaños a esos lugares se construyó la casa del nefrótico, para alojar a quienes debían ser trasladados de territorios vecinos, con adecuada alimentación incluida.

  Todos los enfermos tienen derecho al tratamiento indicado de forma gratuita y para ello se les dan todas las facilidades. Es algo que no siempre aquilatamos en toda su magnitud, acostumbrados a las bondades de nuestro sistema

 Anoche, presencié también en la televisiónnacional, otra noticia que motivó este comentario. Aparecían en la pantalla decenas de personas que regresaban de la capital del país a la Isla de la Juventud.

 Como aquel territorio fue barrido por el huracán Gustav hace siete meses, los pacientes de insuficiencia renal debieron ser trasladados a Ciudad de La Habana para continuar el tratamiento que les mantendría con vida.

   Volvían a su isla porque ya fue restablecida, e incluso mejorada, la sala del hospital local donde se les realiza el proceso de purificación de la sangre.

 Se mostraron satisfechos y agradecidos del trato que recibieron en los centros de salud. Todo sin desembolsar un solo centavo.

Cuando celebramos el Día Mundial de la Salud, son dos noticias que marcan la diferencia.

 

 

La histórica llegada de Fidel a Pinar del Río

 

-Ronal Suárez Ramos

 

“La Revolución ha logrado ya su primera etapa: el derrocamiento de la dictadura. Hemos recobrado nuestras libertades públicas, hemos recobrado nuestros derechos, pero eso no es suficiente; queda mucho por hacer. El pueblo espera más de la Revolución, el pueblo espera de la Revolución todo aquello que no ha recibido en 50 años de república”.

 Estas palabras, expresadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro desde la tribuna instalada sobre una rastra en la calle principal de la ciudad pinareña, dejaban claro que una nueva etapa en la historia de Cuba había comenzado.

 Entrada la noche del 17 de enero de 1959, arribaba la Caravana de la Libertad a la capital de la entonces llamada “cenicienta”. El trayecto desde La Habana había demorado más de lo previsto, pues a todo lo largo del camino debió detenerse varias veces para facilitar el encuentro de los héroes con su pueblo.

 Pero nadie se movió de su puesto. Un público ávido de ver personalmente al Fidel del Moncada, del Granma y la Sierra Maestra, esperaba a pie firme. Había seguido sus hazañas durante la lucha, y su verbo ardiente, radical, definitorio de los cambios que se avecinaban, desde que el primero de enero llamó a frustrar los planes de quienes pretendían escamotearle el triunfo al pueblo.

 ¿Cuál era la situación imperante entonces en la provincia de Pinar del Río?. La inmensa mayoría de los campesinos no eran propietarios de sus tierras y estaban sometidos a distintas formas de explotación, como la aparcería y el arrendamiento.

 El llamado tiempo muerto en el campo y un alto nivel de desempleo en las ciudades, podían identificarse como principales causas de las penurias a que estaba expuesta la mayoría de los pinareños.

  No existían ninguno de los 31 embalses que hoy poseen capacidad para acumular más de 900 millones de metros cúbicos de agua; ni los planes citrícolas y arroceros fomentados en antiguos latifundios improductivos. El desarrollo industrial era casi nulo.

 La ciencia, el deporte y el arte pertenecían exclusivamente a las clases pudientes, así como el acceso a la universidad, que entonces debía cursarse en la capital del país. Un 30 por ciento de analfabetismo había registrado el censo realizado poco tiempo antes.

  Con total desprotección en los servicios públicos de salud que se reducían a un pequeño hospital y algunas casas de socorro, no podía extrañar que el índice de mortalidad infantil se estimara en 60 por cada mil nacidos vivos.

 “No había venido a Pinar del Río porque tuve necesidad de permanecer en La Habana durante varios días”, se excusaba Fidel. Y agregaba: “tal era el fervor revolucionario de esta provincia, tan grandes han sido sus méritos en esta lucha, que en el trayecto entre Oriente y la capital me llegaron insinuaciones de numerosos compañeros pidiéndome que antes de llegar a La Habana viniese a Pinar del Río. No era posible, sin embargo, detener la marcha de toda la columna (…) y yo les respondía (…) no se preocupen, que a Pinar del Río no lo tenemos olvidado, que a Pinar del Río iremos”.

 Aquel primer encuentro del Lider con los pinareños, constituyó ocasión para denunciar la reacción de las clases desplazadas del poder y su mentor, el gobierno de los Estados Unidos, que comenzaba a manifestarse en campañas mediáticas.

 Con su acostumbrada visión capaz de adelantarse a los acontecimientos, Fidel alertaba: “Después de aislarnos, lo que harían (…) sería tratar de dividirnos, y después mandar una expedicioncita de esas; esos serían los pasos que seguirían si nosotros no tomamos las medidas oportunas a tiempo”.

 La vida le dio la razón, agresiones de todo tipo ha debido enfrentar desde entonces el pueblo cubano, fraguadas por la mayor potencia militar y económica de estos tiempos.

 Ninguna de ellas pudo evitar que se cumplieran las expectativas de cambio despertadas en los pinareños, por aquel histórico encuentro que ya cumple medio siglo.

A pesar de los huracanes...

Por Ronal Suárez Ramos

Dentro de unas horas se cumplirán tres meses de que el devastador huracán Gustav azotara a la provincia, con vientos que llegaron a registrar los 340 kilómetros por hora.

Antes había recorrido el archipiélago cubano por el sur, y triturado a la Isla de la Juventud. Parecía que ya era bastante, pero ocho días después se repetía el panorama, con la indeseable visita de Ike, después de haber asolado las provincias orientales y centrales.

 Fue una trayectoria extraña, porque le entró a Holguín,  Camaguey y Las Tunas de norte a sur, y después vino costeando el territorio hasta atravesar a Pinar del Río de sur a norte.

 A los daños, valorados en ocho mil  millones de dólares, se agregarían dos meses más tarde los destrozos causados por Paloma en el sur del oriente cubano.

 En medio de tan grave situación para un país de escasos recursos económicos, se hizo patente la solidaridad internacional. Más que por su monto, la ayuda recibida muestra un sentimiento de reciprocidad hacia el pueblo que ha sido capaz de compartir lo poco que posee con otros más necesitados.

 Pero no todos han obrado así. No faltaron los que salieron de inmediato a predecir el caos, la hambruna, la supuesta incapacidad de los cubanos para capear la tremenda adversidad.

 Son los mismos que durante 50 años han vivido de la confrontación, de hacer la guerra a la Revolución Cubana con el dinero de los contribuyentes norteamericanos, y cómodamente resguardados en el país vecino.

 Sin embargo, quienes visitan a Cuba no pueden menos que reconocer la forma -poco usual en el mundo que nos rodea-con que la mayor de las antillas ha enfrentado los desastres.

 Pérdidas humanas mínimas gracias a la protección que se brinda

 

a la población; orden en la distribución de los recursos, rápida recuperación de los servicios vitales, incluida la electricidad que conllevó movilizar miles de hombres, centenares de equipos y decenas de millones de dólares en postes, cable y transformadores.

 Así lo han constatado religiosos, representantes de organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales, turistas y cuanta gente llega hasta acá, frescas aún las imágenes transmitidas por televisoras de todo el mundo.

 Se asombran al conversar con familias que perdieron  sus viviendas o parte de ellas, pero conservan la seguridad de que no están solos y ello les da fuerza para resistir.

Eso no es lo que ocurrió en New Orleáns cuando el Katrina, a pesar de tratarse de una ciudad de la nación más rica del mundo. Tan poco nada parecido a lo que sucede en otros países del área, donde no han podido consolidar sistemas de defensa civil efectivos.

  Tres meses después, los Consejos de Defensa siguen activados; en el campo se reponen los sembrados y los productos que quedaron se distribuyen equitativamente en todo el país. Si bien la oferta es reducida, no ha faltado algo que comprar en los mercados, y sin la más mínima alteración del precio.

  El problema de la vivienda – sin dudas el más grave- va encontrando solución, y aunque algunos casos requerirán de años, la inmensa mayoría de los damnificados  están satisfechos por la transparencia con que se actúa en los barrios al establecer el orden de prioridades.

  Las casas de curar tabaco, almacenes, escuelas, fábricas y otras instalaciones que resultaron averiadas por miles, se recuperan al tiempo que restablecen sus producciones. Nadie ha quedado sin empleo, al contrario, hoy más que antes se solicitan brazos.

  Queda mucho por hacer, pero el inventario de problemas no está archivado. No habrá descanso hasta la recuperación total, manifiestan las autoridades, y la población sabe que será así. Cobran vigencia las palabras de Fidel Castro, cuando en una de sus reflexiones, anticipándose a lo que ocurriría, afirmaba: ¡Gracias que tenemos una Revolución!.

En busca de un techo sólido para la vivienda

En busca de un techo sólido para la vivienda

 

-Ronal Suárez Ramos

Catalina Álvarez se muestra satisfecha; siete semanas después de haber visto volar por el aire las planchas de asbesto cemento que techaban su vivienda, está a punto de contar con una cubierta sólida que, paradójicamente, estará constituida en buena parte de poli espuma.

  En la calle 31 del poblado de Herradura, unos 25 kilómetros al este de la capital pinareña, su casa vuelve a tomar forma gracias a la intervención de una brigada de constructores, que tiene a su cargo la popularización de la tecnología conocida por Trimax.

  Cerca de allí, en una antigua planta de prefabricados, se alistan los módulos a la medida de la edificación que se va a recuperar. Este centro tiene la responsabilidad de elaborar piezas suficientes para techar 300 viviendas en lo que queda de año, a partir de los bloques de poli espuma que recibe de una fábrica situada en Artemisa, provincia de La Habana.

  Después de acondicionadas las paredes de la casa seleccionada, se izan y colocan manualmente las planchas, sobre las que se sitúa una maya de alambrón, y a continuación es aplicada una capa de hormigón de cinco centímetros de espesor.

 “Unas vez que ha fraguado, se procede al repellado por la parte interior. Al finalizar, desde el punto de vista estético no existe diferencia con una placa de concreto”, asegura Fredy León, experimentado albañil integrante de la brigada que ejecuta las primeras cuatro obras.

 Y aclara que si bien desde el inicio hasta el final, techar una vivienda demora 25 días, de ellos solo 10 son de trabajo efectivo, pues el resto del tiempo es el requerido por el proceso constructivo.

 “De manera que en menos de cuatro semanas tenemos una terminada y otras tres en distintas fases de ejecución”, dice.

 La búsqueda de cubiertas que estén en mejores condiciones de resistir la fuerza de los huracanes, es una constante en Cuba, donde predominan las de asbesto cemento, zinc y tejas de cerámica.

 Más de 98 000 inmuebles con algún tipo de afectación tras el paso de los huracanes Gustav y Ike, tan solo en Pinar del Río, así lo confirman.

 Aunque Trimax  no es una tecnología desconocida, si es primera vez que se introduce aquí de forma masiva en la construcción de viviendas, en lo que resulta muy prometedora, expresa Alberto Rodríguez, director del Grupo Empresarial de la Construcción en Pinar del Río.

 Según él, hasta el cierre del próximo diciembre deberá colocarse este tipo de cubierta a 2 000 casas, y para el próximo año la cifra debe ser muy superior.

   Por ello, lo más importante ahora es popularizar el método, en lo que ya se trabaja mediante la capacitación de brigadas de todos los municipios.

 El funcionario considera que la generalización no es difícil, pues el izaje de las planchas se realiza de forma manual, de manera que no se requiere de equipos. Si a ello se suma un considerable ahorro de cemento, acero, madera y áridos, todas son ventajas.

 Aunque la última palabra la dirá el tiempo, esta pudiera ser la solución para que cada vez más viviendas estén en condiciones de resistir los devastadores efectos de los huracanes, cuya ruta parece tener como destino preferente a la provincia de Pinar del Río.