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En familia

NUESTRA RESPUESTA A LA GUERRA MEDIÁTICA

 

Por Ronal Suárez Ramos

 

Quienes tienen acceso a ciertos medios de prensa internacional, pensarán que Cuba es un país al borde de la explosión, sumido en el caos y el desorden.

 Se apoyan para ello en grupúsculos pagados desde el exterior, muy conocidos fuera por obra y gracia de poderosas maquinarias propagandísticas, pero desconocidas en el país, o con historias de servilismo al enemigo tan conocidas, que las descalifican ante la inmensa mayoría de los cubanos.

  Tratan de buscar un mártir para su causa, desconociendo que quienes estamos del lado de acá tenemos decenas de miles, verdaderos paradigmas cuyos ejemplos  nos convocan a no  claudicar.

 Y no es que carezcamos de  preocupaciones. ¿Quién no las tiene en un mundo convulso, amenazado por el calentamiento global, las guerras, crueles epidemias y  una crisis económica que deja cada día a millones de personas sin empleo?.

 A ello los cubanos debemos agregarle la enemistad del poderoso vecino del norte, materializada durante más de 50 años en todo tipo de agresiones (económicas, militares, diplomáticas), y de quienes le siguen la rima.

  Su guerra mediática convierte en escándalos publicitarios, sucesos que si tuvieran lugar en otro país no serían ni siquiera mencionados en un periódico o una televisora.

 Pero se trata de Cuba, la que no han podido doblegar ni con el garrote, ni con la zanahoria, y cuyo ejemplo de solidaridad y entereza tampoco ha podido ser opacado.

  Una contundente respuesta la damos cuando concurrimos masivamente, en cada barrio, a nominar nuestros candidatos para las elecciones parciales del Poder Popular, esas que los enemigos desconocen, pero que forman parte de un sistema político susceptible de cambiar para mejorar, pero nunca para volver al pasado que dejamos atrás hace medio siglo.

 

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