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Lo que persigue EE.UU. al quemar papeles

Lo que persigue EE.UU. al quemar papeles “Jamás nuestra Revolución asaltará o violará una sede diplomática. Nunca lo hizo y nunca lo hará”. La contundente afirmación fue publicada en un editorial del diario Granma, a propósito de las pretensiones de Estados Unidos de crear una crisis política, utilizando como punta de lanza su Sección de Intereses (SINA) en La Habana.   El amplio material, responde a la reciente maniobra de la administración Bush por acentuar aún más el diferendo bilateral, en un momento en que parece haberse convencido de su incapacidad para dominar la convulsa situación del Medio Oriente.  Un comunicado de la sede diplomática, se quejó hace unos días de “tácticas abusivas” de parte del gobierno cubano y anunció la quema de documentos, ante el supuesto peligro de que puedan caer en manos del gobierno revolucionario.  Acostumbrada a utilizar la mentira en beneficio propio –recuérdese las falsas excusas para invadir Iraq- la Casa Blanca parece buscar el pretexto para acciones de mayor envergadura que la simple retirada de su personal en la capital cubana.  Y eso es precisamente lo que alerta Granma. El rotativo explica, con detalles precisos, las facilidades otorgadas a la Sección de Intereses norteamericana en lo que va de año: 53 756 litros de combustible, siete acciones de mantenimiento o reparaciones en los inmuebles en los que residen funcionarios de la SINA, 302 trabajadores cubanos contratados, 44 metros cúbicos de hormigón premezclado, 540 metros de cabilla y 300 metros de planchuela de acero que ha solicitado…  Sin embargo, más que replicar las acusaciones de Washington, el gobierno cubano está advirtiendo del peligro de que la administración Bush esté fabricando pretextos para una acción directa sobre la Isla.  Ya lo hizo una vez, en 1898, cuando intervino en la guerra de independencia que libraban los cubanos contra la colonia española. En aquel entonces, el magnate de los medios de comunicación y uno de los principales exponentes de la prensa sensacionalista, William Randolph Hearst, le dijo a su fotógrafo Remington: “usted ponga las fotos, que yo pongo la guerra”.  Y fue conmovida la opinión pública norteamericana con las imágenes de la miseria legada por siglos de colonialismo, y fue volado el acorazado Maine, en circunstancias oscuras, en aguas de la Bahía de La Habana, y llegaron las tropas estadounidenses para hacerse con la victoria que correspondía a los bravos mambises que combatieron a puro coraje contra el ejército español.  Un siglo después, sería difícil repetir la historia. La Revolución Cubana es fuerte en el terreno diplomático y también el militar. Pero la imposibilidad de la administración Bush de sostenerse en el medio oriente, el auge de los movimientos populares en América y la proximidad de las elecciones de medio término, obligan a estar alertas.

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